Las proyecciones del Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior (COMCE) colocan a 2026 como un punto determinante para la economía mexicana. El comercio exterior y la inversión extranjera seguirán siendo los principales motores de crecimiento, pero su impacto dependerá, más que nunca, de la capacidad del país para ejecutar y consolidar lo avanzado.
México llega a este momento con ventajas evidentes: una industria exportadora sólida, una integración profunda con América del Norte y una participación creciente en sectores como manufactura avanzada, automotriz, agroindustria y servicios especializados. Estas fortalezas explican por qué el país sigue siendo atractivo para el capital productivo.
Sin embargo, el entorno internacional será más competitivo. Las decisiones de inversión estarán cada vez más ligadas a factores operativos: infraestructura logística eficiente, aduanas modernas, procesos ágiles y certidumbre jurídica. En este contexto, mantener el statu quo no será suficiente para sostener el ritmo de crecimiento.
El análisis del COMCE apunta a un reto concreto: transformar el buen desempeño comercial en una plataforma de largo plazo. Esto implica acelerar la modernización logística, fortalecer el marco regulatorio y mejorar la coordinación entre el sector público y privado. No se trata solo de atraer nuevos proyectos, sino de retenerlos y permitir que escalen.
2026 no será un año más en el calendario económico. Será el momento en que México confirme si puede consolidarse como un referente regional en comercio exterior o si pierde competitividad frente a economías que avanzan con mayor velocidad. Las condiciones existen; el resultado dependerá de las decisiones que se tomen hoy.
Julián Fernández Fernández
CEO de Nexenergysolutions. Empresario en energías renovables, comercio internacional, turismo y aeronáutico. Inversionista en proyectos de innovación empresarial y consultoría.
